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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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20-09-2020

 

Ideologías y éticas de los Gilberto Vázquez y sus torturados

 

 

SURda

Uruguay

Julio A.Louis

 

“Yo era un soldado e hice lo mejor que pude; tuve que matar y maté, y no me arrepiento. Tuve que torturar y torturé, con el dolor en el alma, y me cuesta muchas noches dormir acordándome de los tipos que cagué a palo, pero no me arrepiento”. (Coronel Retirado Gilberto Vázquez, ante un Tribunal de Honor Militar en 2006, en actas que recién aparecen).

 

 

Defendimos a clases antagónicas, con ideologías y éticas diferentes. Nada de las relaciones sociales queda ‘fuera' de la ideología. Ésta abarca, entre otros elementos, las conductas y juicios políticos, los valores de honestidad o indecencia, rebelión o resignación. Estos hechos y reflexiones corresponden a los que los Gilberto Vázquez fueron “cagados a palos”, recogidos en vivencias narradas por compañeros, que con variantes individuales han sido las de todos.

 

 

A. Blanco. Todo blanco. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué pasa? Sí… estoy preso. Estoy en un hospital. ¡Qué espanto! Sí, ayer quise huir. Pero a la dictadura le sobran soldados. Entrenamiento “made in USA”, con órdenes de matar. Sabía que no podía caer con vida. Pero estoy vivo. Me “salvaron” la vida. Los muertos no hablan. Cuando comprendan que he despertado vendrán a torturarme. ¡Lo que me espera!

 

B. ¡Hijo de puta! ¿Querés un nuevo mundo? ¡Traidor de tu patria! ¡Gritá, sorete! ¡Vas a cantar porque tenemos todo el tiempo del mundo! Nadie te va a oír. ¡Y a nosotros ni Hitler nos supera! ¡Miráme a la cara! ¡Miráme bien! ¡Somos oficiales de la Patria! ¡Discípulos de Hitler carajo! ¿Nunca pensaste encontrarte así, verdad?

 

C. Conjugaban la tortura con el “diálogo”. Ese día le quitaron la venda de los ojos y sentaron sin torturarlo. Al rato trajeron a un compañero joven, fuerte, esposado. Y los “guapos” militares le daban trompadas y patadas, hasta que se caía, se levantaba y así sucesivamente. Luego se “amigaron” con el compañero al que ese día no torturaron y lo llevaron a una “mesa examinadora” con cuatro “patriotas”. Tomó la palabra uno de sus torturadores: “para que veas que somos gente civilizada, cristiana. ¿Ves? Venimos a conversar contigo. Porque también somos caballeros. No somos solo tipos duros. También nos podés encontrar bien. Además, ¿verdad que Vds. nos tratarían igual?”

“No, se los aseguro”- Sí, decís eso para hacerte el “bueno”- “No es por eso, torturar jamás. Eso sí, los fusilaría a todos Uds.” - “.Esta vez decís la verdad.” Y palideció por única vez.

 

 

 

D. Después la tortura de la incomprensión. Las camionetas corrían por las calles, con los presos esposados y vendados. Ya no les alcanzaban las vendas. Le pusieron un gorro de lana y por los agujeritos veía todo, lo que no les importaba. Saben que el pueblo los tiene por enemigos. Y se ve miseria, mucha miseria. De pronto la camioneta se acercó al cordón de la calle. Una mujer harapienta vió. Y río a carcajadas. “ ¡Mirá cómo los llevan!” comentó. Para el preso un encuentro imborrable.

E. Asesinaron, torturaron, robaron. Siempre “sirviendo a la Patria”. Se consideran salvadores de la civilización occidental y cristiana. Desde 1985 ya no son los que fueron. Pero amnistía mediante (Ley de Caducidad, Obediencia Debida…) siguen siendo los que tutelan a la democracia. Los “pichis” eligen al Presidente. La ley dice que ellos, los militares, le deben obediencia. Pero los “fierros” son de ellos. Son la espada y la picana protectoras y ejecutoras del dinero, que llena los bolsillos de pocos y salen para el Norte, donde viven los beneficiados del “mundo libre” . La Ley, la Libertad, la Democracia les despierta recelos pero no les quita el sueño. Quisieron someternos, deshumanizarnos, exterminar a todos los que pudieran, porque sabían que su empresa nunca sería completa. Y así lo declararon a los primeros presos del Penal de Libertad.

 

 

F. Los muros del penal de Libertad (¡que ironía!) son rodeados. Gente por todas partes. Cantos con el nombre de Uruguay, banderas rojas, uruguayas, del Frente Amplio. ¡Por fin salimos! Es la amnistía. Claro que no todos salimos libres de “delitos”. Ni todos bien física o siquícamente.

 

El pueblo nos besa, abraza, aplaude. Alguno es llevado a una asamblea de su viejo sindicato. La emoción invade a todos. Pero, es inevitable pensar en un familiar cercano que murió de dolor, antes de la amnistía. Y saber que detrás de aquellos muros del Penal murieron varios compañeros. Sí, volveremos al trabajo. A pasear con nuestras hijos e hijas, que dejamos niños o niñas y que ahora son adolescentes. Volveremos a levantar nuestras banderas. Quisieron transformar nuestro modo de ser, nuestra ideología, nuestra ética. Pero con pocos pudieron.

 

 

G. Restituido al trabajo, uno de los torturadores -¡qué también trabajaba en esa institución civil!-, con pose de izquierdista, quiso conversar con su torturado, quien le contestó vía del intermediario, que nada tenía que hablar con él. Es que a diferencia de pocos ex presos, que llegaron a altos cargos, la gran mayoría no aceptó ser amigo de esos delincuentes.

 

Ya han pasado décadas. La burguesía trasnacionalizada vuelve a mandar sin intermediarios. Pero a pesar de quince años de gobiernos del Frente, que solo aplicaron reformas sin tocar las estructuras de la dominación, sigue habiendo hambre, analfabetismo, cólera, odio que se arrastra desde siglos. Sabemos que debemos esclarecer, hacer autocrítica, y que llegará el día en que expulsaremos a los agresores. Mientras los militantes, los viejos y los nuevos, deben aprender de Albert Einsitein: ” Solo consagrándose a la sociedad puede el hombre hallar sentido a su corta y arriesgada existencia” (“¿Por qué el socialismo?” en “Capitalismo mundialización, socialismo”).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 
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